lunes, 31 de marzo de 2025

 

El secretario de Obras Públicas de Comodoro Rivadavia, Luis Romero, reconoció que una lluvia de apenas 15 milímetros fue suficiente para poner en evidencia las deficiencias del sistema de desagüe de la ciudad y generar anegamientos en varios barrios.

Según explicó Romero, el problema no se debió solo a la cantidad de agua caída, sino al tiempo en que se concentró la precipitación —apenas 40 minutos— y a la coincidencia con la pleamar, que impidió el rápido escurrimiento hacia el mar. “La verdad que fue una lluvia fuerte, unos 15 milímetros, lo que tiene es el tiempo, el tiempo corto de 40 minutos, que realmente colmata la capacidad de traslado muchas veces, combinado con una pleamar que a veces impide el rápido escurrimiento de los pluviales que salen al mar”, detalló el funcionario.

Frente a las recientes inundaciones, el gobernador provincial acudió a Comodoro Rivadavia junto con su equipo para evaluar la situación y coordinar acciones. Durante el encuentro, Romero expuso la necesidad urgente de obras de infraestructura para mitigar futuros colapsos y mejorar el sistema de descarga pluvial al mar. El proyecto prioritario, estimado en unos 9.000 millones de pesos, incluye obras clave de descarga al mar y la rectificación del Canal Roca.

El secretario señaló que aunque “el costo total de todas las obras necesarias ronda los 40.000 millones de pesos”, por tal motivo se priorizaron aquellas intervenciones que podrían marcar una diferencia crucial en situaciones de emergencia como la vivida. “Nosotros dijimos, priorizamos descarga al mar, que ronda los $ 9.000 millones y la rectificación del Canal Roca”, explicó. Además, enfatizó que “si no hubiera estado terminada la etapa de la cara que da hacia el lado del centro, el centro hubiera sido sepultado en lodo”.

El episodio remite inevitablemente a la tormenta de 2017, un evento extremo que dejó secuelas significativas en la infraestructura urbana. Romero se refirió a aquella situación como un “alud” más que una tormenta, debido al volumen de barro y lodo que se acumuló y cuyo retiro demandó un intenso trabajo con maquinaria pesada. “No fue una lluvia porque el agua se retira, en cambio acá quedó un pasivo de barro y lodo, que hubo que sacar con máquinas”, recordó el secretario.

 

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