A fines de junio surge como idea de algunos caballeros locales, la inquietud de construir en el cruce de las calles principales, unas garitas para refugio del agente de Policía que le tocara hacer guardia en el lugar. Hacía ya muchos años que era obligatorio hacer guardias permanentes frente a las Instituciones Bancarias, expuestos a los rigores del frío y de las lluvias en invierno, y a los vientos y fuertes rayos solares en verano. Para poner en práctica la idea se solicitaba al comercio su contribución, la que no sería muy gravosa por cuanto por el momento, sólo se construirían dos: una frente al Banco de la Nación y la otra frente al Banco Anglo Sud Americano. Fueron hechas de madera, tenían forma hexagonal y se levantaron en torno a las bases de hormigón que sostenían la columna del Alumbrado Público en el centro de la calle. La parte de abajo, hasta la altura de un metro aproximadamente, se encontraba tapada, mientras el resto hasta el techo, que tendría poco más de dos metros, poseía ventanas que permitían mirar sin inconvenientes a su alrededor, y en todas las direcciones. Se entraba por una puerta que a su vez representaba una de sus seis caras y las mismas fueron pintadas de color gris. Muchos años más tarde, y por significar un obstáculo para el tránsito de los vehículos, estas garitas fueron trasladadas a las veredas, reduciéndose sus dimensiones para evitar que ocuparan mucho espacio y dificultasen el paso de los peatones.
Textos de Matthew Henry Jones