El ministro de Seguridad, Miguel Castro, seguramente no será recordado por solucionar el grave problema de inseguridad que padece la provincia ni por ser un ejemplo de ética y compromiso social. Lo que posiblemente se recuerde de su paso por la función pública sea la enorme cantidad de personas que hizo ingresar a “trabajar” al Estado, en su gran mayoría son parientes, amigos y militantes.
La semana pasada, el Boletín Oficial reflejó la incorporación de nuevos trabajadores a la Subsecretaría de Seguridad Vial.
En el tiempo que lleva en el cargo, Castro supera ampliamente las 200 personas designadas, entre funcionarios, contratos y personal en planta transitoria o permanente. Fue de los últimos en incorporarse al gabinete de Arcioni pero rápidamente se convirtió en el funcionario que más personas incorporó al Estado.